Logo blanc de l'Hôtel Albert 1er, un hôtel de choix à Toulouse

Nuestra historia

1956

Hortense y Joseph Constans compran el hotel

1956

1977

Anne-Marie Hilaire asume la dirección

1977

1998

David Hilaire se incorpora al Hotel

1998

2003

Etienne Hilaire se incorpora al Hotel

2003

2013

Emmanuel Hilaire se incorpora al Hotel

2013

«Una historia familiar para 3 generaciones

Todo comenzó cuando Hortense y Joseph Constans, de regreso de las colonias, compraron el hotel en 1956. Tras su muerte, Anne-Marie Hilaire se hizo cargo de la gestión durante más de 40 años. En 1998 David, en 2003 Étienne y finalmente en 2013 Emmanuel, los hijos de Anne-Marie, se incorporaron al Hôtel Albert 1er.

Hoy en día, lostres hermanos Hilaire continúan la línea de hoteleros de éxito. Gracias a ellos, el Albert 1er, que más que un hotel se ha convertido en una dirección de Toulouse, ha podido recuperar parte de sus orígenes acogiendo una exposición de pinturas y esculturas, que rinde homenaje al antiguo ocupante de este lugar, el pintor tolosano Pierre Rivals.

La historia de Alberto I

ALBERTO I de Bélgica (1875 – 1934)

El Príncipe Alberto sucedió a su tío el Rey Leopoldo II y prestó juramento constitucional el jueves 23 de diciembre de 1909. Continuando la labor de sus ilustres predecesores, el rey Alberto I, que había iniciado su reinado bajo los auspicios de la Exposición de Bruselas de 1910, se vio pronto arrastrado por la agitación de la Primera Guerra Mundial. Con calma, con una admirable grandeza de alma y un profundo sentido de servicio a la Nación, el rey Alberto I, ayudado por la reina Isabel, supo mantener la moral y la energía del ejército belga. Cuando regresó victorioso a su capital, se dedicó por completo a su «trabajo como Rey».

En 1934, con casi sesenta años de edad, tenía en su haber una temporada de ascensos admirada por todos los aficionados a la montaña. Fue en medio de una escalada cuando se produjo la fatal caída que detuvo para siempre los latidos de un gran corazón. Como escribió uno de sus fieles compañeros: «Pero al menos el Rey terminó su vida terrenal como siempre había deseado: de un solo golpe, sin envejecer. La reina Isabel continuó con su papel de mecenas de las artes y la ciencia tras la muerte de la soberana. En el campo de la música, gracias a sus iniciativas, dio a Bélgica una reputación mundial.